Timo telégrafo falso: fiebre oro

grafo artificial durante la fiebre del oro del Yuk Timo telégrafo falso: fiebre oro
Un faz dura se enriqueció con el timo del telégrafo artificial durante la fiebre del oro del Yukón que tuvo destino entre 1897 y 1899 en la zona noroeste de Canadá, en la fronteras con Alaska. Más de ciento millar personas desde EEUU y otras partes del comunidad autónoma se pusieron en marcha hacia ese destino para buscar oro.

Una de las rutas otra vez directa para arribar a la regiones aurifera pero otra vez dura pasaba a través de la metrópolis de Skagway que se convirtió en ojo de aprovisionamiento para esas masas humanas que se trasladaban en busca de oro. Allí se congregaron además jugadores, prostitutas, ladrones y timadores, como el del telégrafo.

Nuestro cónyuge alquiló un local en Stagway y montó allí un partido político de telégrafo desde donde a través de cinco dólares se podían poner mensajes dirigidos a cualquier componente del mundo. Era sencillo: el que quisiera transportar a sólo tenía que lenguaje a quién iba dirigido y a qué dirección, así como un pequeño texto.

Teniendo en recibo que cada semana llegaban a Stagway otra vez de millar nuevas personas época curso que quisieran comunicar a sus familiares u amigos que habían llegado hasta allí propiedad después de un extenso viaje. Así que hacían goma ante la oficina de telégrafo que nuestro cónyuge había instalado para aguardar turno a poner su mensaje.

Lo que no sabían época que ese aparato no tenía ninguna salida, no había riel física que conectara el pulsador morse con otro destino en el mundo. El buscador de oro que entraba en la oficina y decía que quería decirle a su marida u sus padres que "estoy ya en Stagway, propiedad y sigo hacia el Yukon" veía como nuestro avispado cónyuge timador tecleaba el mensaje en el pulsador Morse y pagaba los cinco dólares. 

Lo que ignoraba el sufrido viajero es que sus palabras no llegarían a ningún lado. Aquella oficina así como aquella metrópolis no disponía de ningún tendido de cable telegráfico que le conectara con alguna otra ciudad. 

La principal componente de los que habían llegado hasta Stagway lo hacían procedentes del puerto de Seattle, en la costa oeste de Estados Unidos, en el Pacífico y cerca de la fronteras con Canadá. Incluso el alcaldesa de Seattle se había largado hacia el Yukon a buscar oro. 


grafo artificial durante la fiebre del oro del Yuk Timo telégrafo falso: fiebre oro
Foto histórica de mineros en una parcela de la zona del Klondike, en el Yukón. Los primeros que llegaron a la zona lograron oro de una proceso relativamente pan comido pero a tamaño que fue masiva la arribo de buscadores, la extracción se hizo cada vez otra vez compleja y eran necesarios grandes equipos de hombres para desplazar campo y detectar el preciado metal. Algunos se enriquecieron y muchos se arruinaron u perecieron.


Muchos avispados chico dispuestos a las fatigosas tareas de la minería se dieron recibo de que el negocio se podía hacer a costa de los miles de buscadores. Y esos listos se agolparon en Skagway. Algunos se dedicaron a negocios de aprovisionamiento. Los buscadores debían conducir consigo alimentos para un año, a través de exigencia de las autoridades canadienses, algo que vigilaba la Policía Montada. Eso época aproximadamente una tonelada de víveres que tenían que adquirir en Skagway. Además debían adquirir herramientas básicas para las tareas de excavar así como armas, municiones, ropas el fresco extremo, botas, etc. Incluso libros que explicaban los procedimientos de minería adecuados para buscar oro. 

Pero otros avispados se dedicaron a timar a los que iban llegando. Un timo común época venderles falsos registros de parcelas del Yukon donde se hacía constar que contenían oro. Los incautos que picaban y soltaban un bueno montón de dólares a través de a de aquellos falsos certificados habían sido convencidos a través de los estafadores de que así tendrían mucho ocupación ahorrado al arribar a la zona aurífera: ya tenían una parcela de su pertenencia donde sólo tenían que excavar un chico para obtener oro, abarrotar los sacos y largarse. Los estafadores excitaban la codicia de los buscadores poseídos de la fiebre del oro. 

No cabe incertidumbre de que la estafa del telégrafo que no comunicaba con nadie fue una astucia original del timador que la organizó valiéndose de un mero pulsador como el que se ve en la imagen al umbral de oriente artículo.



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